Ebook: Misceláneas Guineoecuatorianas I: Del Estado colonial al Estado dictatorial
Author: Juan Tomás Ávila Laurel, Cruz Melchor Eya Nchama, Manuel Fernández Magaz, Carlos González Echegaray, Max Liniger Goumaz, Olegano Negrin Fajardo, Gustau Nerín i Abad, Teresa Pereira Rodríguez, Humberto Riochí Bobuiche, Virginia Fons, Daniel Zamora Salas
- Genre: Other Social Sciences // Politics
- Series: Misceláneas Guineoecuatorianas 1
- Publisher: Editorial Tiempos Próximos
- Language: Spanish
- pdf
Para emprender esta serie, doce autores, de horizontes académicos y geográficos diversos, ofrecen parte de sus estudios sobre Guinea Ecuatorial en los últimos 200 años de su historia.
De la ocupación británica de Fernando Poo (Bioko), en 1827, a la epopeya misionera de los bautistas jamaicanos que terminó en 1858, y a las pretensiones alemanas bajo cobertura de comercio del alcohol. En el siglo XX, y hasta la independencia en 1968, se crean varios periódicos; pero la primera dictadura nguemista, desde 1969, acabó con ellos, mientras que se institucionalizaba todo tipo de violencia . Las «consignas educativas» de la era Macias Nguema son la manifestación de un régimen sanguinario que obligó a una cuarta parte de la población a huir de Guinea Ecuatorial. La producción literaria del antes y después de la independencia testimonia los traumas vividos por un pueblo reducido a todo tipo de servidumbre.
Con la segunda dictadura nguemista, desde 1979, la descomposición del Estado condujo al general Obiang Nguema a confiar la enseñanza a los religiosos españoles, hasta que el boicot internacional contra el clan de Mongomo aisló progresivamente el país. El examen de los primeros treinta años de independencia muestra una Guinea Ecuatorial victima de dos tiranos crueles del tipo Idi Amín Dada, Bokasa y Mobutu. Sus graves y constantes violaciones de los derechos humanos, las torturas y los fraudes electorales son el reflejo de la falta de legitimidad de su poder.
Con la explotación petrolera, desde 1991, la dictadura nepótica beneficia, además de los lacayos internos, sus cómplices internacionales, ampliamente yankees, etc. Sin embargo, el pueblo continúa en la miseria absoluta, como lo atestan organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, sindicatos, iglesias, prensa, radios internacionales, etc.
Ayudad o por diversas compañías americanas de relaciones públicas y de mercenarios, el actual dictador refuta las críticas y las condenas, que tilda de mentirosas hasta en el propio seno de la ONU. La diaspora rehúsa volver al país, a pesar del oro negro; y la dictadura se ve obligada a emplear a la mano de obra nigeriana, filipina, china, cubana, entre otras.
De la ocupación británica de Fernando Poo (Bioko), en 1827, a la epopeya misionera de los bautistas jamaicanos que terminó en 1858, y a las pretensiones alemanas bajo cobertura de comercio del alcohol. En el siglo XX, y hasta la independencia en 1968, se crean varios periódicos; pero la primera dictadura nguemista, desde 1969, acabó con ellos, mientras que se institucionalizaba todo tipo de violencia . Las «consignas educativas» de la era Macias Nguema son la manifestación de un régimen sanguinario que obligó a una cuarta parte de la población a huir de Guinea Ecuatorial. La producción literaria del antes y después de la independencia testimonia los traumas vividos por un pueblo reducido a todo tipo de servidumbre.
Con la segunda dictadura nguemista, desde 1979, la descomposición del Estado condujo al general Obiang Nguema a confiar la enseñanza a los religiosos españoles, hasta que el boicot internacional contra el clan de Mongomo aisló progresivamente el país. El examen de los primeros treinta años de independencia muestra una Guinea Ecuatorial victima de dos tiranos crueles del tipo Idi Amín Dada, Bokasa y Mobutu. Sus graves y constantes violaciones de los derechos humanos, las torturas y los fraudes electorales son el reflejo de la falta de legitimidad de su poder.
Con la explotación petrolera, desde 1991, la dictadura nepótica beneficia, además de los lacayos internos, sus cómplices internacionales, ampliamente yankees, etc. Sin embargo, el pueblo continúa en la miseria absoluta, como lo atestan organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, sindicatos, iglesias, prensa, radios internacionales, etc.
Ayudad o por diversas compañías americanas de relaciones públicas y de mercenarios, el actual dictador refuta las críticas y las condenas, que tilda de mentirosas hasta en el propio seno de la ONU. La diaspora rehúsa volver al país, a pesar del oro negro; y la dictadura se ve obligada a emplear a la mano de obra nigeriana, filipina, china, cubana, entre otras.
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