Seguramente la obra más sincera y amena jamás escrita sobre la personalidad de G. I. Gurdjieff, una de las figuras más fascinantes del siglo XX. Repleta de situaciones humorísticas y emotivas, nos muestra a un ser extraordinario, desconcertante y tremendamente sabio.
El autor relata lo que vivió y aprendió de Gurdjieff. Siendo niño, entró al Instituto para el Desarrollo Armónico del Hombre que este maestro abrió en 1923 en las afueras de París, desde entonces continuó su relación personal. «Usted no aprende mi trabajo de las charlas y libros; lo aprende en la piel, y no puede escapar». Le dijo Gurdjieff en una ocasión.
Henry Miller dice en el prólogo: «La lectura de este libro resulta deliciosa, y con esto no quiero decir que haya de tomarse a la ligera. Un adjetivo más apropiado para ella sería “gloriosa”, pues no solo está lleno de asombrosas anécdotas, sino que también rezuma sabiduría. La sabiduría de la vida».