En toda cultura, grupo o individuo existe una memoria, una acumulación histórica en base a la cual se interpreta el mundo en que vivimos.
Esa interpretación es lo que configura, el paisaje externo. Lo que percibimos está teñido por las tensiones vitales que ocurren en ese momento histórico o que han ocurrido hace mucho tiempo y que, residualmente, forman parte del esquema interpretativo de la realidad presente.
Cuando a través de los mitos descubrimos las tensiones históricas básicas en un pueblo dado nos acercamos a la comprensión de sus ideales, aprensiones y esperanzas que empujan conductas en una u otra dirección
Todas las angustias, esperanzas y propuestas de solución que existen en todos nosotros llevan en su seno mitos antiguos, a veces desconocidos para el hombre actual.
En esta época, cuando la globalización atenta muchas veces contra la identidad esencial de las diversas comunidades étnicas y sociales, quizá sea el momento adecuado para que esas fuerzas tremendas que desencadena la Historia sean para generar una civilización planetaria y verdaderamente humana, en la que la desigualdad y la intolerancia sean abolidas para siempre.