Casi sin darnos cuenta hemos consumido diez años desde el nacimiento de un movimiento que a nadie parece importarle ahora, pero que en su día le alegró la vida a mucha gente, especialmente a aquellos que no conectaban con el pop de la época ni con el heavy más arquetípico. Hablo del Glam de los 80. Si echáis la vista atrás recordaréis que fue más o menos entre finales del 83 y principios del 84 cuando se dieron a conocer a nivel internacional todos aquellos grupos: Hanoi Rocks, Twisted Sister, Motley Crue, W.A.S.P., Wratchild, Ratt, etc. Y por lo que parece no llueven los homenajes. Kurt Cobain no ha mostrado un especial interés en intervenir en el Lp de despedida de W.A.S.P., y Perry Farrell definitivamente no tiene previsto reunir a Twisted Sister para incluirlos en su próximo Lollapalooza. La credibilidad de aquella pandilla de encantadores pintones está por los suelos estos días. Hanoi Rocks es el único grupo glammy de los 80 que goza del respeto y la admiración de las nuevas generaciones, los demás son sólo un mal recuerdo del pasado para la mayoría. Y es una lástima, porque salieron cosas muy buenas de aquello. Un puñado de discos que conservan su fuerza, una actitud juerguista y cachonda que no abunda precisamente en la actualidad, y un sentido del humor que se echa en falta en estos tiempos de confrontaciones raciales y dramas existencialistas que vivimos. Sin olvidar algo importantísimo que poca gente ha tenido en cuenta a la hora de referirse a aquel movimiento: si ahora podemos disfrutar de unos Aerosmith rejuvenecidos y de un auge del Rock duro es en parte gracias a aquellos grupos que son despreciados por media humanidad. Ni recuerdo la cantidad de veces que Ratt y Mötley Crüe alabaron a Aerosmith en las entrevistas. Los consideraban sus maestros, a pesar de lo mal que quedaba hablar de ellos en esos tiempos, y animados por la admiración que les profesaban los nuevos grupos glammys, Steven Tyler y Joe Perry pusieron la maquinaria de la Aeroforce de nuevo en marcha (no exagero, ellos mismos lo reconocieron en su momento). La aportación musical de aquellos grupos puede ser más o menos discutible, pero lo que nadie puede negar es que jugaron un papel importantísimo en el retorno de Aerosmith y en el nacimiento de otro movimiento: el hard rock callejero angelino de finales de los 80. Así que para celebrar que un buen día todos aquellos tipos decidiesen maquillarse como putones baratos y recuperar la esencia del glam menos sofisticado, rendiremos homenaje a la banda más camorrera del universo Twisted Fuckin’ Sister.
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