Ebook: El Rey en Lima. El simulacro real y el ejercicio del poder en la Lima del diecisiete
Author: Alejandra Osorio
- Genre: History // American Studies
- Tags: Peru, Historia del Perú, Peruvian History, Lima, HISTORIA / VIRREINATO / PODER POLÍTICO / SIGLO XVII / LIMA
- Series: Documento de Trabajo, 140, Serie Historia, 27
- Year: 2004
- Publisher: Instituto de Estudios Peruanos (IEP)
- City: Lima
- Language: Spanish
- pdf
En 1622, el Rey Felipe IV presenció su proclamación en la Plaza Mayor
de Lima. Leandro de la Reinaga Salazar, el alcalde más antiguo de la
ciudad había sido elegido para conducir al Rey a su trono situado bajo
un lujoso dosel en el centro del estrado en la Plaza Mayor. El Rey, sin
embargo, resultó ser más pesado de lo esperado y en el último momento fue necesario asegurar la ayuda de otros tres hombres más para conducirlo 7
con la “debida decencia requerida por la ocasión”.3
Felipe IV no estuvo en Lima en 1622. En su lugar, un “trasunto
vivo del rey”, que según el relato de Román de Herrera, cronista oficial
de la ceremonia, medía dos varas de alto por una vara y media de ancho
con un marco adicional de media vara de ancho por lado.4 En el centro
superior el marco negro tenía inscrito con letras de oro “Viva el Católico
Rey Felipe quarto, viva felices años”, y estaba decorado con ricas cadenas
de oro entretejidas con incrustaciones de diamantes, rubíes, esmeraldas,
topacios, y collares esmaltados. Una cadena de oro grande y pesada,
puesta en la imagen por la ciudad como señal de su lealtad al Rey,
complementaba la decoración. Según Herrera, la pintura misma mostraba
al monarca Felipe IV “arrimado de medio cuerpo para Riba, y el resto
del cuerpo calza entera, de obra y color morado, y el rostro como de un
Angel, en cuio risueño semblante imperceptiblemente se daba a conocer
un mirar autorizado”.
de Lima. Leandro de la Reinaga Salazar, el alcalde más antiguo de la
ciudad había sido elegido para conducir al Rey a su trono situado bajo
un lujoso dosel en el centro del estrado en la Plaza Mayor. El Rey, sin
embargo, resultó ser más pesado de lo esperado y en el último momento fue necesario asegurar la ayuda de otros tres hombres más para conducirlo 7
con la “debida decencia requerida por la ocasión”.3
Felipe IV no estuvo en Lima en 1622. En su lugar, un “trasunto
vivo del rey”, que según el relato de Román de Herrera, cronista oficial
de la ceremonia, medía dos varas de alto por una vara y media de ancho
con un marco adicional de media vara de ancho por lado.4 En el centro
superior el marco negro tenía inscrito con letras de oro “Viva el Católico
Rey Felipe quarto, viva felices años”, y estaba decorado con ricas cadenas
de oro entretejidas con incrustaciones de diamantes, rubíes, esmeraldas,
topacios, y collares esmaltados. Una cadena de oro grande y pesada,
puesta en la imagen por la ciudad como señal de su lealtad al Rey,
complementaba la decoración. Según Herrera, la pintura misma mostraba
al monarca Felipe IV “arrimado de medio cuerpo para Riba, y el resto
del cuerpo calza entera, de obra y color morado, y el rostro como de un
Angel, en cuio risueño semblante imperceptiblemente se daba a conocer
un mirar autorizado”.
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